Arqueología davinciana multimedial
Mario Taddei fue invitado como experto internacional en el marco de la Escuela de Verano da Vinci 500, que tuvo lugar en agosto de 2019 en la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Medellín. Universitas tuvo la oportunidad de conversar con él y esto fue lo que nos contó sobre su trabajo.
Taddei es diseñador industrial del Politécnico de Milán, donde también fue docente. Ha sido líder de proyectos sobre instalaciones innovadoras en diferentes museos. Autor de más de siete libros y estudia a Leonardo da Vinci
hace 20 años aproximadamente.
¿Cuál es su formación profesional y en qué tema centró sus estudios?
Me gradué de Diseño Industrial, y después enseñé sistemas gráficos, ambos, en el Politécnico de Milán. Pero lo más importante fue la manera en que me interesé y apasioné por Leonardo da Vinci, cuando lo vi por primera vez en las muestras y diseños,
que desde pequeño tuve la oportunidad de visitar. La cosa más interesante es que esta pasión me llevó a comprar una cantidad de libros y allí, a descubrir una maravilla: Leonardo tuvo tantos manuscritos increíbles que nos pueden llevar e inspirar a ser ingenieros,
matemáticos o artistas; ha sido maravilloso redescubrir un Leonardo que yo también desconocía.
¿Cómo podemos relacionar la multimedia interactiva y el arte?
Leonardo era un experimentador. La Última Cena que presenté acá en la inauguración de la exposición en la UPB es muy importante, porque es una reconstrucción tridimensional de aquello que era La Última Cena original, la cual realizamos con instrumentos multimediales que hoy son fundamentales para comunicar la ciencia y el arte.
Crear videojuegos y software multimediales y experienciales, que puedan orientar a quien sea, es ahora muy importante, pero sobre todo que orienten a los estudiantes y niños a entrar en este mundo, ya que, si solo ven libros antiguos, se aburren; en cambio, con instrumentos multimediales se pueden, de una manera u otra, divertir y entender muchas más cosas, aún más cuando se acompaña de una representación tridimensional.
Como Leonardo utilizaba el máximo de la tecnología de su época, hoy también nosotros, si queremos hacer arte, deberíamos usar la tecnología multimedial, por lo tanto, es un instrumento útil, sea de divulgación científica o sea de creación de arte.
En lo profesional, ¿cómo fue su encuentro con Leonardo da Vinci?
Cada que pensamos en da Vinci se nos viene a la mente la Mona Lisa o La Última Cena, sin embargo, lo que me apasionó de verdad, fue redescubrir estos objetos secretos, estos objetos increíbles que son los manuscritos de Leonardo.
Investigué por todo el mundo en libros que eran muy difíciles de encontrar, y mientras más difícil se hacía, más me enojaba, pero más deseaba descubrirlos. Buscaba los libros en librerías de todas partes, que hoy también se puede hacer, para ver todo el manuscrito, y lo más increíble es que mientras más material encontraba, más me interesaba, porque en sus diseños se ve la evolución de la ciencia medieval, y del Renacimiento, pero sobre todo dibujos misteriosos que a veces no entendía. Tan misteriosos que generan la pasión para decir: quiero descubrir cuáles son las técnicas para hacer dibujos tan maravillosos, y qué significado tienen estas máquinas increíbles.
La curiosidad me ha llevado durante muchos años a continuar la búsqueda, a coleccionar los libros y a estudiar a Leonardo.
Luego de tantos años estudiando a Leonardo, ¿cuál es el mayor aprendizaje
que él le ha dejado para su vida?
Una cosa interesante es que mientras más se estudia a Leonardo más se entiende que no se le conoce, porque se trabaja y se profundiza sobre sus maravillosos manuscritos, y así más cosas misteriosas aparecen y desaparecen. De hecho, tenía un método extraño de dibujar y estudiar; todos conocemos los dibujos más famosos, pero esos son diseños simples; en cambio, en los verdaderos manuscritos, aquellos que están en los códices, se encuentran, a veces, máquinas que no fueron terminadas.
Lo más interesante es ir a buscar aquellos indicios en todos sus códices, recuentos que están esparcidos en el tiempo y en el espacio; es una especie de búsqueda del tesoro, y este es el misterio que me ha llevado año tras año a buscarlo. Cada que encontraba asuntos nuevos trataba de entenderlos y de estudiarlos, pero aparecía de la nada en el dibujo otra partícula que no sabía explicar, y ahí surgía una nueva búsqueda.
Así, me fui dando cuenta de que, aparte de los 6000 manuscritos existen también cientos de máquinas en Leonardo, tal vez miles de inventos y de ideas que pueden inspirar a todos los ingenieros a ser los nuevos da Vinci.
En su conferencia TED menciona el concepto arqueología davinciana multimedial: explíquenos de qué se trata.
Una curiosidad increíble es que, cuando se estudian algunos manuscritos de Leonardo, en el centro hay un dibujo muy lindo e interesante, pero después se encuentran los indicios que lo conectan y, que a veces, Leonardo no escribe qué son.
Mi pasión me ha llevado a recordar las 6000 páginas de sus manuscritos, por lo que cuando encuentro algo particular, lo asocio inmediatamente, y luego descubro que es una máquina conectada con otras páginas. Leonardo, como todos nosotros, usaba muchos manuscritos, muchas hojas para diseñar un proyecto, pero lo más increíble es que, año tras año, quizás se acordaba de una máquina de cuando era joven
para poder reconstruirla, entonces lo que hacía era que, pasados quizás, dos años, diseñaba un nuevo motor para hacer la máquina más eficiente
Para usted, ¿Leonardo fue científico, artista o ambos?
Leonardo es conocido como el más grande artista de todos los tiempos, pero si lo piensan bien, ha hecho muy pocos dibujos. Seguramente todos recuerdan, La Gioconda, La Última Cena, pero qué otros, ¿La Virgen de las Rocas?, ¿La Dama del Armiño?… Las personas no se acuerdan de más de cinco o seis obras, y, sin embargo, ¿cómo es que es considerado uno de los más grandes artistas de todos los tiempos?
Él ha hecho muy pocos diseños; una decena seguro son suyos al 100 %. En total los estudiosos han encontrado unos 20. En los primeros empezó con colaboraciones, y en los últimos los empezaba él, pero los terminaban sus estudiantes; Miguel Ángel y Rafael han hecho muchas más pinturas. Pero lo que más me ha molestado descubrir en estos manuscritos es que el tiempo que dedicaba a su producción científica era mayor al tiempo
que dedicaba a su vida de pintor, más o menos a sus 35 años.
De hecho, les puedo contar algo muy curioso: Leonardo dedicó cuatro años a producir La Última Cena, pero no porque fuera muy difícil, porque él sabía cómo hacerlo, incluso la habría hecho en una semana, pues era un extravagante; pero lo que se cuenta es que muchas veces llegaba allí en la mañana, daba una pincelada y después no quería seguir trabajando, salía y con estos manuscritos, se iba a estudiar la mecánica, la técnica o la naturaleza.
A sus 35 años, en Milán, da Vinci se transforma en ingeniero. Se convierte en un científico y así el Leonardo científico ayuda al Leonardo artista, se ayudan entre sí; pues el artista no habría llegado nunca a crear las voladuras de La Gioconda sin el científico. Pero para mí, si lo ponemos en una escala de tiempo y trabajo, es un artista solo al 10 %, pues el 90 % se dedica a hacer estos increíbles estudios sobre máquinas y elementos de guerra. Pensemos en los cientos de miles de manuscritos sobre anatomía que tiene. Él se divertía estudiando desde la mañana hasta la noche y nunca terminó de hacerlo, por lo tanto, a mi parecer, es más ingeniero científico que artista.
Mi trabajo por estos años ha sido encontrar un método multimedial divertido para crear una divulgación científica que acerque los diseños más complejos a los más jóvenes.